Reprimir las emociones no es saludable. Esconder lo que sentimos termina convirtiéndose en una bomba de relojería que estallará en cualquier momento. Por nuestro equilibrio mental, no solo necesitamos expresar lo que pensamos sino también lo que sentimos. El desahogo emocional nos brinda oxígeno psicológico.
De hecho, el desahogo emocional tiene una función terapéutica. Cuando expresamos lo que sentimos no solo nos liberamos de esa carga emocional sino que también nos permite encontrar soluciones para ese estado de malestar. Cuando expresamos el malestar nuestra mente se libera del conflicto, es como si dejáramos espacio para poder pasar a la acción.
¿Qué es el desahogo emocional?
El desahogo emocional es un alivio de las emociones que nos afligen, implica dejar salir las emociones que nos están dañando, dejar de acumularlas y expresarlas. Desde esta perspectiva, el desahogo emocional es positivo ya que nos permite liberarnos de un peso.
No obstante, el problema es que cuando esas emociones han estado reprimidas durante tanto tiempo, muchas veces no hayamos la mejor manera de expresarlas y terminan convirtiéndose en un aluvión emocional, una manifestación violenta de lo que sentimos.
El desahogo emocional tóxico
El desahogo emocional se convierte en un acto tóxico cuando esas emociones afectan a los demás o a nosotros mismos. Lo más usual es que se expresen de manera violenta, como cuando explota una olla a presión o se rompen las compuertas de una presa. En esos casos no se miden las palabras y se corre el riesgo de exagerar, diciendo o haciendo cosas de las que después podemos arrepentirnos.
En otros casos el desahogo emocional tóxico está dado por personas demasiado llenas de sí mismas, cuyo discurso está construido en torno a las quejas y el pesimismo. Estas personas no tienen ningún interés por su interlocutor, tan solo quieren expulsar lo que sienten, sin estar dispuestas a escuchar. Para estas personas, solo sus problemas son importantes. Su falta de empatía convierte a los demás en meros reservorios de sus quejas.
Tampoco vale emprenderla contra el mundo. Un experimento realizado en la Universidad Estatal de Iowa nos indica que la manera en que expresemos la ira determinará si podemos deshacernos de ella o no. Estos psicólogos pidieron a algunas personas que golpearan un saco de boxeo para descargar su enfado y a otros los entretuvieron brindándoles información que no tenía nada que ver con la causa de su ira.
Comprobaron que quienes intentaron deshacerse de su ira golpeando un saco de boxeo, seguían más enfadados que aquellos que se distrajeron. Eso significa que mantener el foco sensible activado en nuestra mente no hace sino añadir más leña al fuego, por lo que no siempre es la mejor estrategia de desahogo emocional.
El desahogo emocional constructivo
Este tipo de desahogo es sano, maduro y constructivo. La persona es plenamente consciente de sus emociones, las reconoce ante los demás sin problemas y sabe expresarlas de la manera más asertiva posible. Es la persona que llora cuando se siente triste y que pone límites cuando alguien traspasa sus líneas rojas.
El desahogo emocional constructivo proviene de un profundo nivel de autoconocimiento. No solo implica tener una gran granularidad emocional que nos permita identificar las emociones que experimentamos sino también su causa.
Cuando se realiza este desahogo emocional no se buscan culpables, no se “estalla” ni se usan mecanismos de defensa como la racionalización sino que se habla en primera persona reconociendo sin avergonzarse los sentimientos con frases como: “estoy enfadado porque…” o “me duele que…”
Este tipo de desahogo emocional favorece la conexión con el otro, sin cargar nuestros problemas en sus hombros, buscando un vínculo más profundo desde la empatía.
5 técnicas para ventilar las emociones de manera positiva
1. Diario emocional
Cuando escribes, tienes más tiempo para reflexionar, por lo que llevar un diario no solo sea liberador sino también terapéutico. La clave consiste en centrarte en tus emociones y aprender a tomar perspectiva de lo que te ha ocurrido.
Llevar un diario emocional de todo lo negativo que te ha ocurrido no servirá de mucho. En su lugar, debes cerciorarte de escribir también las cosas positivas y, sobre todo, aquellas por las que te sientes agradecido. Asegúrate de que ese desahogo escrito no se convierta en una excusa para quejarte sino que es una ayuda para encontrar soluciones o estrategias de cambio. Escribir puede ayudarte a asumir una distancia psicológica de lo ocurrido, para que puedas asumirlo desde otra perspectiva.
Llevar este diario y leerlo de vez en cuando también te ayudará a empoderarte. Mirar atrás y constatar las etapas difíciles que has superado te permitirá confiar más en tus capacidades y resiliencia, lo cual te ayudará a enfrentar un presente difícil.
2. Línea de la vida positiva
Traza una línea horizontal sobre un papel y coloca todos los acontecimientos vitales importantes que has vivido desde que naciste. No obstante, se trata de señalar solo las experiencias positivas que te hayan hecho sentir feliz, satisfecho, orgulloso… No tienes que realizar este ejercicio en un día, de hecho, es mejor que realices un trabajo de introspección durante al menos un par de días y cada vez que vayas recordando acontecimientos positivos, los reflejes en tu línea vital.
El objetivo de esta técnica es comprender que aunque ahora estás pasando por un mal momento, la vida también está llena de sucesos positivos. Emprender ese viaje a la mejor parte de tu pasado te permitirá adoptar una perspectiva más realista, para que las emociones positivas puedan llenar ese espacio de negatividad. Así tendrás más ganas de seguir luchando y potenciarás la confianza en ti mismo.
3. Autoacogida emocional frente al espejo
A veces no nos desahogamos emocionalmente porque nos damos la orden de no expresar lo que sentimos, nos tratamos con demasiada dureza y no nos sentimos lo suficientemente cómodos como para liberar nuestras emociones.
Una técnica de desahogo emocional muy eficaz consiste simplemente en intentar meditar delante de un espejo. Siéntate delante de un espejo, libérate de las preocupaciones y céntrate en tu reflejo. Poco a poco irás desprendiéndote de tu imagen, es decir, asumiendo una distancia de tu reflejo. Esa distancia te permitirá conectar con esa “otra persona” desde una perspectiva más empática.
Este ejercicio te permitirá ser menos duro contigo mismo y tratarte con más compasión. También es probable que abra tus compuertas emocionales, de manera que no es extraño que termines llorando, pero se trata de un llanto catártico que te permitirá desahogarte.
4. Vaciado de mente
La tensión emocional suele ir acompañada de pensamientos de todo tipo: juicios, quejas, victimización, exigencias… Esos pensamientos recurrentes alimentan ese estado de ánimo negativo. Sin embargo, no siempre es necesario intentar comprender todos y cada uno de esos pensamientos, a veces tan solo necesitas “desconectar” la mente.
Elige un sitio tranquilo y relájate. Puedes utilizar técnicas de respiración para ir encontrando la serenidad que necesitas. Luego, imagina que las emociones y pensamientos que te afligen son como nubes. Una nube negra puede descargar una tormenta pero terminará pasando. Lo mismo ocurre con las emociones y pensamientos, desaparecen si no te aferras a ellos.
Puedes elegir la emoción o el pensamiento que más te está afectando, dejar que te embargue, sin resistirte pero sin emitir juicios de valor. Sentir sus efectos sobre tu cuerpo y luego, lentamente, dejarlo ir. La técnica de visualización “las hojas del río” es similar, también puedes probarla. Con estas técnicas no solo serás más consciente de tus emociones sino que aprenderás a notar sus efectos y pondrás una distancia que te permita desengancharte de tu vivencia.
5. Técnica de liberación emocional
El tapping es una terapia alternativa basada en la acupuntura y digitopuntura que implica dar pequeños golpecitos en algunos puntos de acupuntura mientras te centras en el recuerdo negativo que te daña o las emociones que quieres liberar.
Esta técnica, creada por Gary Craig, brinda muy buenos resultados para la gestión emocional. Solo tienes que concentrarte en la emoción que quieres ventilar y, con las yemas de sus dedos, dar 5 o 7 golpecitos en cada uno de los 12 puntos meridianos del cuerpo. Al tocar esos puntos, mientras te concentras en aceptar y dejar ir esa emoción negativa, reequilibras tu energía.
Fuente: Bushman, B. J. (2002) Does Venting Anger Feed or Extinguish the Flame
No hay comentarios:
Publicar un comentario