Sapiosexual: la atracción por la inteligencia


Sapiosexual es el concepto que se utiliza para designar a aquellas personas que consideran a la inteligencia como el principal factor de atracción sexual. El origen de término procede de la palabra “sapiens”, que significa sabio o juicioso.
Los sapiosexuales se activan emocionalmente ante estímulos novedosos y prestan poca atención a lo que les resulta repetitivo. Son personas que poseen un rasgo que la psicología de la personalidad define como apertura a la experiencia.

Precisamente por esto, en la seducción se sienten especialmente atraídos por las conversaciones que abran su mente. Esta activación, que en principio es solo mental, se acaba extendiendo a otros niveles, como el físico, el afectivo y el erótico.

Este fenómeno puede comprender cualquiera de los géneros, es decir puede ocurrir en mujeres y hombres. Aunque se estima que es más común en las mujeres o más expresado por ellas, ya que no son tan visuales como los hombres y necesitan de otros estímulos para enamorarse.

Para una persona sapiosexual, una marcada inteligencia es el principal factor en el juego de seducción.

Inteligencia erótica

El psiquiatra Lister Rossel sostiene que el cerebro es el principal órgano sexual, por encima de la piel y de los órganos genitales. Por su parte, la sexóloga Emma Ribas considera que la seducción por intelecto añade más calidad a la relación, ya que la inteligencia despierta un deseo que luego es traducido a nivel físico.

Para los sapiosexuales, la conversación se convierte en un juego sexual de dos mentes. Adoran las sorpresas y lo inesperado. Frecuentemente, dejan espacio para que surja el deseo y saben cómo mantenerlo a través del misterio. Esto último es la inteligencia erótica.

El reciente estudio realizado por Gilles E. Gignac junto a otros investigadores ha hecho emerger este concepto, aún no reconocido en el ámbito científico. Gignac entrevistó a cerca de 400 adultos para conocer cuáles eran los rasgos que más valoraban en una pareja romántica. Los resultados fueron sorprendentes: la inteligencia fue el segundo más relevante, por detrás de la amabilidad y la comprensión.

De la misma manera, estos profesionales se preguntaron si la inteligencia demasiado elevada era también consideraba atractiva. Así, descubrieron que la relación entre el cociente intelectual y el atractivo es curvilínea. Es decir, alcanza su punto máximo al llegar al CI de 120, pero decae al llegar a 135. Curioso, ¿verdad?

Ahora bien, la atracción por la inteligencia también puede conllevar algún peligro, especialmente por parte de personas inseguras o con baja autoestima. En estos casos pueden establecerse relaciones de dependencia por la desvalorización que las personas con baja autoestima hacen de sí mismas. Admiran a quien creen inteligente porque consideran que ellas no lo son.
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Los órganos genitales dependen en gran medida de nuestro cerebro
Encontrando el amor en el interior

Las redes sociales está dando visibilidad, bajo nuevos paradigmas léxicos, a conceptos que han existido toda la vida. Según el sociólogo Francesc Núñez, buscar etiquetas para definir relaciones no es algo nuevo, sino una necesidad humana de funcionar con estereotipos y prejuicios que nos orienten en la vida social.

En este sentido, sapiosexual es uno de los términos que se ha puesto de moda para describir una circunstancia que ha existido siempre: la atracción sexual por la inteligencia del otro. Aunque el término es nuevo, la relación entre inteligencia y mente como factores de atracción interpersonal data desde de las escrituras del filósofo Platón, ya en el año 380 a.C.


Los sapiosexuales se dejan seducir a través de la palabra. Les gusta tener calidad en las conversaciones y diálogos que les estimulen y les hagan huir de la superficialidad, encontrando el amor en el interior del otro. Aunque bien es cierto que ser sapiosexual, no quiere decir que no se tenga en cuenta otros parámetros como el físico o la personalidad del otro.

También puede ser que estas personas de manera inconsciente relacionen la intelectualidad del otro con una relación más segura y estable. De algún modo asocian la inteligencia con una buena toma de decisiones y protección en la relación.

La sapiosexualidad es un aspecto más a incluir junto al resto de criterios que utilizamos para elegir con quien nos gustaría estar. En definitiva, si pretendemos pasar tiempo con una persona, más vale que nos aporte conversaciones interesantes y sea capaz de mantener el misterio y el deseo.


“El amor es como una escala de gradación que empieza con la belleza del cuerpo, para después acercarse hacia las ideas y a la gente que muestra una inteligencia privilegiada”

-Platón-


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